Empecé a correr en el 1998, primero como una forma sencilla de mantenerme más o menos en forma, ponerse las zapatillas y correr es fácil.
En estos 18 años ha habido momentos en los que he corrido poco, he vivido la sensación que todos tenemos al correr después de un parón, ese mes de sufriento que después da la entrada a los entrenos placenteros.
Seguí un entreno por primera vez para preparar mi primer maratón, Barcelona 2010. Mi amigo Carles Aguilar me pasó un entreno de Martin Fiz que seguí fielmente. Por esa época hice mis mejores marcas.
Este año también está siendo un año de retos deportivos, empecé con el Maratón de Tarragona, seguí con un medio Ironman y hablando con los cracks de la zona, ahora me estoy preparando una media maratón.
Siempre he competido contra mí mismo pero hace unos días, el 30 de octubre viví una situación nueva. Se corría un 10 km y un 4 km. La salida era conjunta y mi decisión fue hacer 4 km, para acostumbrarme a ritmos rápidos me convenía más.
A los pocos segundos de carrera íbamos 3 personas en cabeza. Los dos primeros se me fueron, aunque vi que hacían la carrera de 10 km. Preferí mantener el ritmo y no forzar más de la cuenta. Recorrimos el primer km en 3’25», tenía al segundo corredor a pocos metros y sabía que no podía mantener ese ritmo por mucho tiempo. Si el segundo (Marc) iba bien a ese ritmo sabía que no podría aguantar la diferencia.
La presión era muy fuerte, por primera vez estaba en cabeza en una carrera. No me giraba para no perder tiempo, no miraba apenas el reloj para no perder tiempo. Y cuando la carrera se bifurcó entre los de 4 km y los de 10 km la presión aumentó más, tenía que ir preguntando el camino a los organizadores, cada confusión se convertía en segundos.
Llegando al km 3 me comencé a separarme del segundo. La sensación es extraña, el ritmo lo marcaba el segundo. Esta vez el objetivo estaba fuera de mí, era ganar la carrera y cuando quedaban 500 metros vi que ya lo tenía. Esos metros hacia la meta pensaba que estaba cumpliendo un sueño que nunca pensé lograr. Es cierto que era una carrera con sólo 55 participantes y que el nivel no era muy alto pero era mi carrera. Finalmente los 4 km en 14’49», un ritmo de 3’43»/km y lo mejor de todo es que mi hermano quedó en tercera posición. Por cierto, el segundo se quedó a tan sólo 6», después me confesó que estuvo tentado de esprintar pero que imaginaba que le aguantaría el esprint.
Cuando sigues los consejos de los grandes y trabajas duro, los resultados llegan. Sin duda una experiencia que no se olvida.